Police washing car_Cuba 289Image by hoyasmeg via Flickr

Reproduzco el artículo de Jorge A. Sanguinetty Preparándose para un cambio, sumamente atinado, y cuya estrategia civil considero de gran valor para la sociedad cubana.


Más que pretender preever con exactitud cuáles serán los cambios por venir, que vendrán, como dice Sanguinetty, tarde o temprano, se trata de actuar oportunamente allí donde nuestra sociedad civil -y al final no es sino de nuestra sociedad civil de que se trata todo esto- es más vulnerable: en su propio seno. Es importante, sobre todo, y como he dicho otras veces, que cada individuo asuma su propia responsabilidad, y mientras más individuos capaces de asumir la responsabilidad por su propia vida existan en nuestra isla, menos susceptibles seremos como colectivo a caer dormidos en los brazos de cualquier política paternalista o autoritaria.

Para ello, claro está, falta un buen trecho. Pero de eso se trata, abrirnos paso generación tras generación. Nunca seremos perfectos (y es mejor si no lo intentamos), pero al menos así tenemos la esperanza de llegar a ser más felices.


Preparándose para un cambio

Jorge A. Sanguinetty

Inexorablemente, se va acercando el momento de que haya un cambio de gobernantes en Cuba y es muy probable que también haya un cambio en la forma de gobierno. ¿Qué clase de cambio? Nadie lo sabe. Pronosticar el cambio político de una sociedad es más difícil que pronosticar el estado del tiempo. Pero no saber qué cambio, ni cuándo ni cómo va a ocurrir no es una justificación para no hacer nada. Si la sociedad cubana en su conjunto se queda impávida frente a los diversos rumbos que puede tomar el futuro, corre el riesgo de que se encaramen en el poder personas que no representen el interés nacional sino el de ellos personalmente.

El ciudadano aislado, que ha vivido por muchos años a expensas de las decisiones de unos gobernantes que no ha elegido y sobre los cuales no tiene influencia alguna, debe prepararse para alguna forma de cambio. En lugar de intentar pronosticar cambios puntuales en una sociedad a partir de una situación dada, lo más seguro es tratar de prever las clases de cambio que pudieran ocurrir. Por ejemplo, en el caso de Cuba yo diría que es muy probable que un cambio futuro de gobernantes se vea seguido tarde o temprano por un aumento en los grados de libertad que los ciudadanos van a llegar a disfrutar.

En el análisis que sigue no voy a incluir consideraciones sobre un cambio violento que independientemente de que sea socialmente indeseable, es menos susceptible a una preparación como la que estudiamos aquí. Dado que actualmente la economía cubana ha llegado a un estado muy precario, como resultado de que el gobierno ha restringido aquellas libertades necesarias para producir eficiente y abundantemente por miedo a perder el poder, como sucedió en la Unión Soviética, yo creo que es muy probable que un nuevo equipo de gobierno se sentirá obligado a levantar algunas restricciones para evitar una crisis de mayor envergadura. Es razonable pensar que los próximos gobernantes de Cuba enfrentarían serias dificultades en el país si no introdujeran medidas que mejoren la calidad de vida de los cubanos.

Entonces la cuestión es explorar cómo debe prepararse el ciudadano común para una sociedad en donde pueda tener más libertad para emplearse, para montar una pequeña empresa urbana o rural, reparar o construir una vivienda, comunicarse con el extranjero, leer y estudiar lo que le plazca, viajar, ser propietario de bienes productivos, comerciar libremente, ahorrar, fundar una institución, pertenecer a un club, etc. Por supuesto, el catálogo de libertades individuales es mucho más amplio, pero podemos comenzar con éstas.

Hay muchos cubanos y cubanas que no se resignan al estancamiento actual. No sabemos cuántos pero mientras más ciudadanos se preparen para un cambio futuro, mejores serán las condiciones para que dichos cambios ocurran y les favorezcan. Lo primero que hay que hacer para prepararse para el futuro es no resignarse a la situación actual, no ser indiferente, pues la apatía favorece al estancamiento y le da razones y fuerzas a los que quieren gobernar para usufructuar el poder a su favor a costa del país. Por eso el ciudadano que quiere prepararse para el cambio y quiere propiciarlo tiene que comenzar a discutir con otros ciudadanos sobre el futuro de ellos como individuos y el de sus familias. Hay que discutir sobre qué es lo que les gustaría hacer y qué se puede hacer desde ahora, aún con las limitaciones existentes.

Como que una de las actividades más importantes es la productiva, tanto de bienes como de servicios, se puede hablar mucho de cómo prepararse para producir más y mejor. A pesar de todas las restricciones, existen espacios que el ciudadano que quiera progresar puede aprovechar. Se puede pensar, por ejemplo, en cómo adquirir nuevas destrezas de las que hacen falta, como en los oficios relacionados con la construcción, dado que Cuba necesitará un esfuerzo masivo en rehabilitar sus casas, edificios e infraestructura de todo tipo. Otra de las destrezas que se necesitarán es en las técnicas de contabilidad, para poder introducir más organización en el manejo de las empresas. Una modesta liberalización de la pequeña empresa abriría puertas para toda suerte de actividades que los cubanos necesitan, como: talleres de reparaciones, expendios comerciales, consultas médicas, servicios legales, medios de transporte, academias educativas, servicios personales, cafeterías y restaurantes, publicaciones periódicas, etc.

Es una pena que el miedo que el gobierno actual le tiene a perder el poder porque supone que una liberalización económica pueda acarrear otras formas de libertad política les prohíba a los cubanos alcanzar una vida decorosa. Se suponía que el socialismo, guiado por el Partido Comunista, desarrollaría la economía nacional y elevaría el nivel de vida de los ciudadanos, pero no ha sido así. El fallo del sistema de gobierno y de los gobernantes actuales en cumplir con esas promesas y con las consignas enarboladas en tantas ocasiones durante cincuenta años, pone la responsabilidad del cambio en manos del ciudadano común.

Lo más importante que puede ocurrir para sacar al país de su estado actual de atraso e inmovilidad es la toma masiva de conciencia de la ciudadanía acompañada de una fuerte determinación de prepararse para el futuro. No hay que esperar por grandes movimientos colectivos coordinados. Si cada uno actúa en función de sus legítimos intereses personales, todos conjuntamente contribuirán a crear las condiciones del cambio que llegará tarde o temprano.

www.cubafuturo.org


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