Algunos invitados no se amedrentaron con la repentina lluvia de esa mañana de jueves. Para romper el ritual prácticamente supuesto por los asiduos al espacio Torre de Letras (azotea del Inctituto Cubano del Libro), quienes asistieron estuvieron puntuales, tanto que nos vimos precisados a abrir a las 11:05 a.m., dejando anonadados a los usuales retrasados que se dejan caer a eso de las 11:30.

Raúl Flores y yo hicimos una lectura alterna, nombrada Nudos por la relación tensa pero tácita entre sus textos narrativos (cuentos) y mis fragmentos de prosa poética.

Según las opiniones emitidas por los contertulios, los textos fueron recibidos y comentados con tantos a favor, pero frente a dos jóvenes rostros, y ante nuestra invitación a preguntar cuanto quisieran y sobre lo que quisieran, se lanzaron algunas interrogantes que en el calor del debate colectivo no pudieron ser del todo satisfechas.


Acá dejo algunas pistas:

-No pretendemos fundar nada.
-No pretendemos negar tampoco a ningún movimiento anterior acontecido en la literatura cubana -léase Diáspora(s).
-No nos interesa crear una nueva estética o retomar alguna en particular, sino darle vida al texto mediante el robo deliberado a otros textos, estéticas y autores cuya expresión pueda sernos, en determinado instante, funcional.
-Si robamos bien, probablemente nadie lo notará. El hacerlo mal conlleva a la creación indispensable de epígonos. Nos ocupamos de lo primero, hay bastantes autores que se ocupan ya de lo segundo.
-La falta de tradición es algo que no debe quitarle el sueño a ningún escritor. Para no sonar repetitivos, digamos que todo impulso "novedoso", de cualquier tradición, en cualquier país, viene usualmente de la mirada que se arroja sobre culturas foráneas. Varios de los ismos del pasado siglo bebieron su savia del elixir de Asia o de África; los inmigrantes hoy en día mantienen la renovación necesaria de la sangre literaria de países europeos y de USA. Nosotros no tenemos que pasar por el esfuerzo de olvidar la tradición; podemos ir directamente a inventárnosla. Agradezcamos. Todo pasa por un proceso orgánico, claro está, pero no hay que atragantarse. Si masticamos bien, a conciencia, a gusto, las digestiones serán gratas, y el apetito no dejará de ser puntual. Digamos que debemos adaptarnos al menú. No somos aire, pero tampoco somos polvo. De la mesa, lo que hay en la mesa, y en las recepciones literarias, a pellizcar.
-Excepto en los puntos anteriores, acá nadie se ha puesto de acuerdo. A decir verdad, no creemos en los grupos. Tampoco creemos en nada en particular. Ni siquiera en creer. Sólo que hay algunas cosas que no podemos ni queremos pasar por alto. En este sentido, haremos siempre lo que esté a nuestro alcance. Ni héroes ni antihéroes; si es posible (y por que sea posible), ciudadanos.


Todas las fotos fueron hechas por Lia Villares.
(En la última, Yusimí Rodríguez, escritora joven; en sus manos el cuadernillo de presentación de un ejemplar CD de la revista Desliz, la cual que puede ser descargada en la barra lateral de este blog).

Raul Flores y Lizabel Monica

Raul Flores y Lizabel Monica

Raul Flores y Lizabel Monica

Raul Flores y Lizabel Monica

Yusimi Rodriguez lee Desliz

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