Secando la ropa; leyendo con pinzas y tendederas


En torno a la conferencia
Reglas para el parque humano, de Peter Sloterdijk


[Texto-instalación con imágenes.Se utilizaron fotogramas de los comics La prórrogade
Gibrat y ¡Chhht!de Jason, así como fragmentos de la conferencia
Reglas para el parque humano, del filósofo ,
colocada en voz de los personajes de los comics citados.
La última imagen y su texto corresponden a la autora.]


Secando la ropa: tercera tanda


"… sus textos dan menos la impresión de una obra que la de una acción. Aquí se revela la incuestionable singularidad de Arendt: ella no busca el acabado ni da el último toque. Tampoco congela su discurso por encima de la lucha."
en El genio femenino. Volumen 1: , p. 43.

Es amigable la red. Es una red que intenta sostener sus lazos, que se sabe deudora y dependiente de estos.

Es curioso pues –coloco una nueva tendedera, esta vez de ventana a ventada y con la ayuda de una vecina que también desea ver seca su ropa–, la mención de Sloterdijk a la “amistad”. La amistad de quien lee un libro con la amistad de quien lo escribe. El libro como la carta a un amigo. También extraño las cartas… Aunque una suscripción RSS y el dejar seguido comentarios en el blog de un amigo es como una larga carta cuyo final es infinitamente postergado. Una que incluye el sucederse de los días en un mismo texto, una carta que se relaciona con otras cartas. Que contiene videos o o links. Una misiva plena de metarrelatos, de asociaciones (en su doble acepción). No debe haber duda, la web es un documento social de cartas y más cartas. Y créanme, ha dejado muchas sobre la mesa.


Quizá aquí sea pertinente mencionar a Lipovetsky, sus escritos plagados de lucidez liberal: las teorías del altruismo interesado, de la negociación de necesidades mutuas, del echar abajo las mascaradas hoy insuficientes de la falsa modestia. ¿Tiene todo esto sentido en una isla como Cuba? Tiene. Las redes son reticulares, se organizan y reorganizan en planos de contingencia, en asociaciones que replantean constantemente sus preceptos y fines. Y los medios son rara vez convencionales. Ya sé que hay quien no me leerá, ya sé que otros no querrán leerme. Y también que puedo llegar a ese raro acaparamiento de incontables y diferentes lectores que por razones desconocidas coinciden en gustar de mi texto; palaDeOinDeleite.

En cualquier caso voy secando la ropa, como si se tratara de un e-mail a un amigo. Sé qué ropa colocar en la ventana de mi vecina y qué ropa dejar en la pequeña tendedera del baño. A veces puedo invertir, por puro juego. Puedo. Las tendederas dan esa movilidad transitoria y difícil propia del ensayar. Lo probable se hace posible, lo imposible, curioso, cuando se intenta avanzar apoyando las plantas de los pies sobre una simple . Ensayar con y sobre uno mismo. El , frente al post, tiene la autoridad propia de los fósiles. Los géneros literarios han de contagiarse cada vez más del ensayar, cada vez más de la experiencia del margen.


Este post forma parte de una serie de post aún no finalizada. Para leer los anteriores sigue los enlaces a continuación:


Ir a Secando la ropa: primera tanda


Ir a Secando la ropa: segunda tanda