Diversidad por norma o normado de la diversidad.
El CENESEX y su presidenta Mariela Castro.
La Norma (con mayúsculas y en letras blancas) es la diversidad. Sí, se trata de encausar, de hacer entrar por el aro, como diría cualquier cubano en el suspicaz lenguaje popular; de hacer "la norma" una vez más. Aunque esta vez venga con cara de lo diverso. Un slogan así no puede menos que desconcertar un poco, en primera instancia, al que lee, quien luego podrá preguntarse por las "intenciones" detrás de la frase: ¿hacia dónde se inclina la balanza de quien ha escrito el anuncio, hacia la diversidad o hacia la norma?
Desde que se fundó el CENESEX siempre he creído que su propuesta -su forcé estatal, con todo lo que de vertical e intolerante tienen las "propuestas" estatales- es más que nada, normalizadora. Se trataba en sus inicios de lograr por ejemplo que fuera implementada la operación de cambio de sexo para transexuales, de hacer que los travestís pudieran incorporarse a centros de trabajo estatales y colocar como empleados del mismo CENESEX a homosexuales, transexuales y travestís, sobre todo del sexo masculino. El trabajo con las mujeres homosexuales no es el fuerte de este centro. De hecho, el afiche confeccionado por el centro que enumera la diversidad de orientación sexual pone: "hombres que tienen sexo con hombres", "mujeres que tienen sexo con hombres", etc, y en su última línea, "mujeres "que gustan" de mujeres". Esta enunciación que no se consuma, que dice y no dice a un tiempo, en un deslizamiento tan sutil del tópico lésbico, se parece demasiado a la histórica, ya usual invisibilidad de la homosexualidad femenina. El CENESEX lleva desde sus inicios un trabajo que le caracteriza y cuyo destinatario es el grupo social que se ha dado en llamar HSH (hombres que tienen Sexo con hombres) para prevenir el VIH en este grupo de riesgo. Dicha terminología incluye no sólo a los hombres que se declaran homosexuales sino a aquellos que considerándose heterosexuales han tenido relaciones sexuales con su mismo sexo en algún momento de sus vidas.
El CENESEX, presidido por Mariela Castro, quien al parecer tiene dentro del perfil de su imagen pública la de ser el joven rostro o al menos el más fresco de la nueva fase que experimenta en estos días la Revolución cubana, es la hija mayor de Raúl CAstro y Vilma Espín, y en sus presentaciones públicas suele proclamar a los cuatro vientos el apoyo incondicional del padre a sus iniciativas ("mi padre es mi principal aliado", declaró en una entrevista). También dice pretender llevar hasta el final la continuación del legado social dejado por su madre. En cuanto a lo primero, no tenemos dudas. Para mayor claridad de las circunstancias ya hemos dicho que se trata de su perfil público, es no sólo el joven rostro, sino una de las aristas más visibles del impulso democrático del "cambio" que lleva adelante el Castro sucesor. En cuanto a lo segundo, no podemos más que sonreír, ¿es que acaso Vilma hizo algo por los homosexuales? Hizo sí, por la mujer, sobre todo en cuanto a lo que se refiere a su integración al trabajo revolucionario y productivo. Y resumió en una todas las organizaciones de y por la mujer existentes en Cuba antes del 59, enfocando como el objetivo prioritario de la unión de todas ellas el de una mejor defensa del proceso revolucionario que se consolidaba en el poder. Tan así que hoy tenemos bastante arraigado el que la mujer trabaje no sólo en la casa, sino también en la calle, y muy poco sabemos o hacemos en materia de género por el sexo aún débil.
El primer 17 de mayo celebrado por la Revolución cubana
La jornada del 17 de mayo en Cuba en esta fecha de 2008, primera vez en estos 50 años de Revolución en que se realiza un esfuerzo oficial público a favor de la diversidad sexual -nos abstendremos de enumerar aunque no de mencionar toda la discriminación, represión y menoscabo oficial a que fueron sometidos los no heterosexuales por parte del régimen en años anteriores; el hablar del pasado para canalizar viejos rencores, y sin mezclarlo o hacer referencia a un presente y/o un futuro, es algo que se está poniendo de moda en estos días dentro de la isla, como lo era antes el hablar de un extraño presente-futuro que desdeñaba el pasado al punto de hacerlo casi nulo, pretendiendo un inusitado empezar desde cero- dio comienzo al evento con conferencias, de las cuales es particularmente interesante la del doctor Roque. Tal conferencia, aunque se presuponía de carácter médico y en consecuencia científico, fue más bien al parecer un exorcismo de los desagravios sufridos por los no heterosexuales presentes, a quienes "le saltaban las lágrimas", según corrobora un homosexual masculino con quien sostuve una corta conversación sobre lo acontecido en el Pabellón Cuba, y a quien llamaremos X. Otro homosexual masculino, Y, que no estuvo presente en la sesión de la mañana, cuestionó: "¿se trataba de una telenovela o de una conferencia?". La pregunta pudo ser nuestra. No hay que ser muy inteligente para imaginar que una conferencia "que puso a llorar a todos los presentes" era más bien un remedo de discurso para la ocasión cuya intensión era primordialmente la de conmover a su público. ¿Dijimos conmover?; pudiéramos haber puesto en su lugar la palabra "melodrama", pero intentamos no parecer demasiado descarnados en nuestra crítica. ¿Lo parecemos? Intentemos nuevamente cierta clase de objetividad: ¿por qué querrían provocar esa "catarsis" en los asistentes al evento? Luego de las conferencias se abrió el debate. Hubo preguntas, discursos donde se hacían las historias de vejaciones recibidas, más catarsis. En medio de preguntas e historias de vejaciones, y de las declaración públicas de amor, Mariela Castro se hacía eco de los relatos e impulsaba las declaraciones públicas de algún que otro amor homosexual, a la vez que anunciaba su programa de leyes para no heterosexuales: dio seguridad de que sería probado el matrimonio gay, aunque su recibirá un particular denominación definiéndose como "unión legal"; habló de que se trabajaría para lograr en un futuro otro tanto con la adopción de niños por parejas homosexuales; habló de un proyecto de ley contra la discriminación de orientaciones no heterosexuales... Una de las preguntas de los asistentes fue si se aprobaría la apertura de clubes para homosexuales. La respuesta: "yo creo" (así mismo contestó Mariela, completamente heterosexual hasta donde se conoce, arrogándose el derecho de hablar por el otro) que lo necesario es "la integración" en la sociedad revolucionaria actual de todos los ciudadanos, sea cual fuese su orientación sexual, y no la conformación de gethos. Nadie cuestionó más. Sabemos que no habrá clubes para homosexuales y que las fiestas gays clandestinas seguirán supliendo esta necesidad reprimida. En un momento casualmente final de este constructivo(1) diálogo una joven que dijo ser bisexual pidió que en que todos se abrazaran, literalmente, en un abrazo colectivo, ya que se hallaban disfrutando de un instante de verdadera conexión emocional con sus semejantes. Hacía referencia al “momento del abrazo” que tiene lugar en navidades u otras celebraciones similares. Todos se abrazaron. Todos estaban muy emocionados.
"Es el mejor apoyo que podemos recibir", dijo el homosexual masculino X, músico de profesión.
No podemos terminar esta nota sin decir una palabra que nos quema los labios, punzando por salir. Circo. Tristeza pudiera ser otra palabra, pero en este contexto amenaza con decir poco o nada. Y nuestra repugnancia por el montaje que hace uso astutamente, a nuestro modo de ver, del sufrimiento y la desesperación de una minoría que no ha tenido y parece condenada a no tener voz propia por ahora, una minoría que es fácilmente manipulable por su bajo nivel cultural (muchos tuvieron que abandonar sus estudios tras ser víctimas de la discriminación por parte del sistema de educación cubano). Nuestra rabia e impotencia, todo ello no cabe en la palabra tristeza. Cabe quizás en la palabra frustración.
Mariela Castro tiene muchos adeptos entre gays, transexuales y travestís. "Ha salvado a muchos", nos dice X. Muchos tiene que agradecerles el ser al menos tenidos en cuenta en centros de trabajo o como empleados en el CENESEX.
De la sesión de la mañana en el Pabellón Cuba fue la gran mayoría la que salió bendiciendo la hora en que vino al mundo la hija del presidente. Nos asombra, otra vez, como las masas caen nuevamente en las redes de un control obsesivo que escamotea sus derechos, como ceden estos derechos sin resistencia a un líder político. Cuba, ¿no lo hemos dicho?, tiene un problema más que crítico en su panorama sociopolítico: la sociedad civil "brilla"; por su ausencia.
Coda
Nuestro punto final tiene que ver precisamente con el hecho de que las masas, al parecer siempre bien dispuestas, se dejen conducir tan fácilmente. No obstante cincuenta años de experiencia. No obstante ser uno de los grupos sociales más apaleados por el proceso. Todo ello motiva ineludiblemente a la reflexión.
Notas
(1)“Constructivo” es un término que se puso de moda en el argot cubano durante el fervor del manualismo soviético, que aludía a la construcción de un mundo nuevo y de un hombre nuevo, proyecto que se cimentaba mediante "críticas constructivas", o "encuentros" particularmente "constructivos"... Confirmamos que se construían este 17 de mayo de 2008 castillos de aire, de un lado, por los programadores oficiales del cambio social para los no heterosexuales, de otro, por los no heterosexuales que con ojos nublados por las lágrimas veían por primera vez "los cielos abiertos".
____Lizabel Mónica_____
Escritora transdisciplinaria.
Cuba-U.S.A.
Veo mi obra como una serie de intervenciones literarias. Mi práctica creativa mezcla géneros literarios, escritura académica y medios digitales para investigar activamente tanto la subjectividad individual como la desigualdad.
_____Lizabel Mónica_____
Transdisciplinary Writer.
Cuba-U.S.A.
I see my work as a series of literary interventions. My creative practice mixes literary genres, scholarly writing, and digital media to actively research both individual subjectivity and social inequality.