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Esta semana quienes participamos en el blog Los Superdemokraticos estaremos escribiendo sobre el cuerpo. Para ello debemos responder una de las siguientes preguntas, preparadas por las coordinadoras del proyecto, Rery Maldonado y Nikola Rochter: -¿Qué preferirías ser, hombre o mujer?
-¿Qué es para ti la intimidad?
Aún no he escrito mi artículo, pero leyendo las primeros posts comencé a escribir mentalmente. Como habré de escribir sobre una sola de estas preguntas en mi artículo para Los Superdemokraticos, me pareció oportuno dejar aquí estas reflexiones que unen ambas interrogantes y que dialogan con otros dos autores del proyecto.
Ser hombre o mujer. La intimidad
Ser hombre o ser mujer(Dialogando con Gabriel Calderón, post del Miércoles, 21. Julio 2010: Soy un@ intraducible)
Efectivamente, ahora ya todos sabemos, la pregunta es más compleja que el ser hombre o mujer. "¿Hay sólo dos posibilidades del ser?", dice Gabriel, "¿Se es mujer o se es hombre? ¿O simplemente se es?”. Difícil resulta concebir un “simplemente se es” -pocas cosas son simpres en las materias del ser o el estar- pero sí creo que uno termina “siendo” en parte lo se propone y en parte lo que ni siquiera imaginó que sería. Me refiero a esas decisiones más inconscientes y urgentes, acontecidas al borde de caminos que uno no pudo abstenerse de visitar, pero cuyos senderos incluso durante el acto de recorrerlos se hicieron imposibles de observar, resistiéndose a la cartografía, resistiéndose a los dibujos que establece la vista ayudada por la maña temible de la razón,"esa araña", que atormentaba a Nietszche en sus escritos. Al final, uno termina siendo algo sobre lo que noha tenido ni tendrá nunca suficiente control, y en esto estoy de acuerdo con el “se es”, aunque sigo sin estarlo con el “simplemente”.
Hay algo sin embargo que me parece un hallazgo en el aríticulo de Calderón: la aseveración acerca de la complejidad de la pregunta, y esa segunda pregunta que hace explícito que no se trata ya de dos únicas posturas en lo que a género se refiere.
Que conste, preferencia sexual no es lo mismo que autodefinición de género, escribo yo en mi comentario para lectores "confundidos" -la manera en que se utiliza esta palabra en el lenguaje popular para denotar una ambivalencia o un desvío en los roles del femenino y masculino es fascinante: indica que hay un estado temporal de pérdida de la razón y liga a esta con el tema del género..., algo que bien podría aprovecharse políticamente en cuanto al modo habitual de tratar la "evolución", el "desarrollo", el binomio civilización vs. barbarie y nuestros códigos vigentes de la Ilustración-. Preferencia sexual y género son dos caras de una moneda, pero son dos caras distintas. Hoy en día, con una diversidad de género que abarca travestis de ambos sexos, homosexuales, heterosecuales y bisexuales, así como trasgéneros de distintas preferencias, no puede hablarse de dos únicas alternativas. Lo que siglos atrás se reprimió e inscribió rápidamente a través de operaciones médicas normalizadoras, cuando algún recién nacido híbrido arrivaba a la luz del sol, se hace hoy a la inversa en la adultez: muchos entran a las salas de operaciones para des(normalizar) un cuerpo cultural.
Los nuevos cuerpos también son culturales, pero he aquí que la diversidad aumenta. Ahora se puede ser mitad hombre mitad mujer, o tener algo de mujer y algo de hombre en términos biológicos. También se puede transitar de un lado a otro sin demasiadas alteraciones corporales y psíquicas.
En cuanto a las identidades culturales de lo femenino y lo masculino el asunto es aún más complejo. Pero la arroba de “Soy un@” de Calderón "habla" más que mil palabras.
El post de Gabriel Calderón termina diciendo que no imagina el mundo que quisiera, un mundo "en que todos seamos tan mujeres y hombres como queramos", y tan gays activos y tan gays pasivos, y tan lesbianas butch y lesbianas femme, y tan travestis, y tan trangéneros y y y... Pero quizá Calderón no se da cuenta que ya lo ha imaginado, que la escritura de su post es el ejercicio de la imaginación en público, un acto político. Calderón ha puesto ese mundo ante nuestros ojos, y aunque esté a pedazos, aún desesperezándose y con un pie todavía en el mundo anterior, ese que no existe tampoco sino en nuestras mentes y en nuestro lenguaje del día a día, ese mundo se ha materializado en arcoiris. Eestoy contigo en ese mundo mientras escribo finalizo estas líneas. Ahora, el futuro es el presente, no hay otra manera de futur@.
La intimidad
(Dialogando con Lena Zúñiga, post del Miércoles, 21. Julio 2010: Vasos sucios, ceniceros llenos)
Lena Zúñiga comienza su artículo describiendo la intimidad como una suerte de círculo de tiza imaginario que trazamos a nuestro alrededor. Allí llega sólo quien uno deja entrar. El círculo de Zúñiga cambia su amplitud y su recepción de extraños con el transcurso de la vida de quien permanece en su interior; al momento de escribir este post Zúñiga siente que su círculo "se ha reducido a su expresión mínima":
La fiesta se ha acabado y han quedado los vasos sucios y los ceniceros llenos. La música cada vez suena más bajito y en un rincón estamos sentados dos o tres, viendo el amanecer.
El círculo se reduce con los años, no cabe duda, o al menos es esa la experiencia de muchos. También se trata de que perdemos un poco aquella manera de hacer girar nuestro círculo alrededor del cuerpo, dejando que describa muchos más círculos efímeros y azarosos en el aire, círculos intangibles. La intimidad tiene que ver con la forma en que nos (re)conocemos en la relación con nosotros mismos, es la forma en que interactuamos con aquello que creemos ser. Hacer girar el aro-círculo-de-la-intimidad según las variaciones rítmicas del cuerpo (olvidando esa falsa separación entre cuerpo y mente), dejando que él trace la estrategia de interacción..., he ahí una manera de entender nuestra(s) circularidad(es).
La intimidad tiene mucho de lo que se supone contraria: lo público, pero sobre todo, lo relacional.
Luego de leer el post, le escribí un comentario a Lena Zúñiga donde le cuento de mi imagen del cuerpo individual danzando con el círculo de lo intímo, recreando en el gesto sus fronteras. Para terminar, me dirigí determinada hacia su propio dibujo de tiza:
"Sentada en el rincón junto a ti, soy yo pero también soy (ustedes tres)tú".